En el principio V
Desde el primer momento fue una relación ideal. Las nuevas cosas poseían conciencia de sí mismas, lo cual facilitaba la labor de manipularlas, algo muy gratificante para ÉL. Se mataban mutuamente con mucho más entusiasmo, y ÉL no tuvo que esperar mucho a su nuevo anfitrión, ni a volver a intentar reproducirse. Empujó a su anfitrión a matar, y esperó, con el ansia de experimentar aquel maravilloso y extraño torbellino. Pero cuando la sensación llegó se revolvió perezosamente, despertó una levísima sensación en ÉL, y después se desvaneció sin florecer ni reproducirse. ÉL estaba perplejo. ¿Por qué no había funcionado la reproducción en esta ocasión? Tenía que existir un motivo, y buscó una respuesta con eficacia y organización. A lo largo de muchos años, mientras las cosas nuevas cambiaban y crecían, Él experimentó. Y poco a poco descubrió las condiciones de que había encontrado la respuesta, pero cada vez que repetía la formula definitiva, una nueva conciencia nacía y huía al mund